lunes, 31 de enero de 2011

Vestimenta Mora en los siglos XI y XII


Tejidos

Tejidos disponibles: Algodón, seda, lino y lana, aunque los dos primeros sólo estaban disponibles para los ricos.

Patrones: Los tejidos en seda de la época se caracterizan por grandes y repetitivos diseños que podían ser extremadamente complejos en la diversidad de sus motivos. Estos estaban a menudo, pero no siempre, basados en círculos. Sus elementos pueden incluir figuras humanas y animales, motivos vegetales, figuras geométricas y palabras escritas en caracteres cúficos

Colores: La mayoría de los textiles existentes de este periodo son carmesí, aunque una variedad de otros colores han sobrevivido también, incluyendo azul, verde, marrón, negro y amarillo. Los ricos usaban hebras cubiertas de oro para embellecer sus tejidos.
Las preferencias de color cambiaban a lo largo del año. El verano favorecía colores claros, o incluso ropas en color blanco, mientras que los colores más brillantes se escogían en otoño e invierno.
No hay suficientes pruebas para afirmar que se obligase a judíos y cristianos a vestir colores distintivos para identificarlos, pero parece probable, dada la creciente intolerancia religiosa que los bereberes trajeron con ellos a Al-Andalus?. Los judíos pueden haber sido obligados a vestir cinturones amarillos, y en el siglo XII se promulgaron leyes obligándolos a vestir de color azul-negro profundo. No parece haber una legislación similar para los cristianos, pero hay que tener en cuenta que al principio del siglo XII la mayoría de ellos ya habían partido hacia los reinos cristianos.


Túnicas

Hombres: Al principio del s. XI los hombres podían escoger dos tipos de túnicas: una túnica corta con una falda comparativamente ancha y mangas estrechas (en árabe Al-Shaya) o una vestimenta larga hasta el suelo con anchas mangas (en árabe Al-Jubba). La Shaya se prefería para cazar, para la cetrería, los torneos y otros deportes activos de exterior, donde una vestidura larga hasta el suelo sería un engorro. La jubba, por otra parte, se vestía para las ocasiones en la corte, fiestas, y escuchar música y poesía.

Llevado como una ropa de estado, la jubba se conocía como khil’a y a menudo llevaba bandas de tiraz. Mientras que la jubba y la shaya sólo se abrían en la línea del cuello, otra vestidura conocida como durr’a se abría a lo largo de todo el frontal.

Mujeres: Las mujeres también vestían la shaya, jubba y durr’a, aunque la shaya estaba probablemente relegada a las mas pobres, la mujeres de la clase trabajadora.

Cuellos: Los cuellos eran normalmente redondos, o bien una hendidura perfectamente recta, como se ve en algunas túnicas romanas o coptas. Al principio del s. XI algunas túnicas llevaban una peculiar abertura en forma de agujero de cerradura superpuesta. Esta originalidad mora parece haber desaparecido bajo la influencia de los bereberes.

Adornos: Además de la tiraz, las túnicas podían también ser adornadas con tejidos contrastantes en los dobladillos y puños de las mangas, o en el cuello. También placas de oro llamadas bractea en forma de estrellas o cruces pueden haber sido cosidas a lo largo de los bordes de las vestiduras. Los bordados eran también probablemente una forma de embellecer aun más los vestidos.


Tiraz

La banda decorativa en la parte superior de la manga de las ropas estatales (khil’a)

Diseños: Los tiraz supervivientes de esta época llevan intrincados diseños vegetales, figuras y motivos geométricos, así como escritura cúfica.

Materiales: todos los tiraz existentes son tejido de tapicería de seda y hebras cubiertas de oro. Nota para el recreacionista: Hay muchas otras formas de hacer tiraz usando evidencias de otros periodos y lugares. Es posible que la tiraz haya sido: bordada (bordado rumano , punto partido, y punto de tallo son técnicas de la época); tejido de tablillas (tanto a doble cara como el brocado conseguirán el efecto deseado), o pintada con pigmentos o medir lo que debe ser sobredorado



Ropa interior


Hombres: Bajo la jubba o durr’a los hombres podían vestir otra túnica cuyo nombre variaba dependiendo de el tipo de tejido o del corte específico. La prenda más interior era el qamis, una camisa larga de algodón blanco o lino. Los hombres también llevaban un sarawil, o calzones, bajo el sarawil, o en vez de él, los hombres podían llevar un tubban, calzoncillos que terminaban en un doblez bajo la rodilla.


Mujeres: Las mujeres también vestían un qamis bajo sus vestiduras. No sabemos si llevaban o no sarawil, tal y como hacían en oriente próximo, pero parece probable, ya que el sarawil es ubicuo entre las mujeres del s. XIII

Nota para el recreacionista: Sarawil no son pantalones de harén. ¡No se cierran en el tobillo! Deberían estrecharse hacia el tobillo, si es posible. Muchos almacenes de ropa para mujer tienen pantalones de lino, de los que llevan un cordel por la cintura, que servirán bastante bien, especialmente bajo una túnica larga.


Sobrevestidos

Burnús: Un capote con capucha cuyo corte esta basado en un círculo completo o parcial.

‘Izar: una envoltura grande, de forma rectangular que podía cubrir o envolver el cuerpo de varias maneras. Nota para el recreacionista: una pieza de lana ligera de 60 pulgadas (1,5 metros) de ancho y 3 – 4 yardas (2,75 a 3,65 metros) de largo harán un maravilloso ‘izar

Malhafa: otra envoltura quizá más pequeña y menos pesada que el ‘izar usada por las mujeres sobre todo cabeza y hombros.

Nota del recreacionista: No hay pruebas del uso del aba/abaya en esta época en Al-Andalus?.


Para la cabeza: hombres


Turbantes:
En la primera parte del s. XI el turban (‘immama) no era tan ubicuo como en cualquier otro sitio del oriente próximo. Bajo los Omeyas, eruditos, juristas y bereberes vestían turbantes, y pocos más. A medida que Al-Andalus? caía bajo una creciente influencia bereber, primero de almorávides y después de almohades, los turbantes se convirtieron en una necesidad de la moda.
Los turbantes moros eran una pieza de tela estrecha y muy larga, llamada m’izar, enrollada. El turbante se caracterizaba, típicamente, por una pieza que pasaba bajo la barbilla, cubriendo así el cuello, así como una larga cola que colgaba por la espalda. Esta cola puede ser decorada con un fleco, o una banda como la del tiraz.

Nota para el recreacionista: La mayoría de los turbantes para recreación están hecho de una gasa de algodón, ligera y suavemente coloreada. El turbante quedará mejor cuando se haga enrollando un mi’zar largo y estrecho. Por ejemplo 30 pulgadas (75 cm) de ancho y 10 yardas (9 metros) darán un buen resultado. Un gorro ajustado a la cabeza, de ganchillo, o un gorro cilíndrico, ayudarán a hacer estable el turbante. De lo contrario tendrás que ajustar el turbante muy apretado a la cabeza. Para enrollar el turbante, pasa el tejido sobre tu cabeza, y luego bajo tu barbilla una o dos veces, y entonces empiece a enrollar. Cuando hayas dado vueltas a todo, salvo lo que quiera conservar como cola, simplemente pásala bajo varias capas en la parte de atrás, de forma que caiga recto por tu espalda.

Gorro ajustado a la cabeza. Existía gran variedad en este periodo. Cualquiera de ellos podría haber servido como base a un turbante, dando una base estable sobre la que enrollar el mi’zar. Estos gorros tenían una gran variedad de colores, y tejidos, incluyendo lana tejida y en fieltro.

Qalansuwa. El gorro cónico conocido como qalansuwa parece haber caído en desuso con la llegada de los turbantes (es decir, con la necesidad creciente de agradar a los bereberes)

Velo facial: Los hombres de determinada ocupación o etnia pueden también haber llevado un velo en la cara. Soldados montados, guardias armados, y algunas tribus bereberes se velaban, bien con una de las tiras del turbante que pasaban bajo su barbilla o con la cola del turbante dando una vuelta alrededor de la cara. Los almorávides llevaban un velo llamado litham, tan distintivo que eran conocidos como al-mulaththamun –“los que visten el litham”- Estaba prohibido vestir el litham por cualquiera que no fuese almorávide, por el miedo que producía en los locales.


Para la cabeza: Mujeres


Lifafa: Las coberturas de la cabeza de la mujer se componían de varias capas, empezando por la lifafa. Podía ser una bufanda atada a la nuca, o simplemente un gorro sujeto con alfileres al cabello, y que sirve para mantener en su lugar el resto de los velos. Nota para el recreacionista: Un pañuelo de cabeza funcionará de maravilla.

Miqna’a: La siguiente capa del velo es la miqna’a, que pasaba sobre la cabeza, alrededor del cuello bajo la barbilla y de nuevo sobre la cabeza. Puede estar bordado o adornado en los bordes.

‘Isaba: Era un lazo estrecho con cierre, o una tira de tela adornada, que estaba como una corona en la cabeza y mantenía la miqna’a en su sitio. Nota del recreacionista: una banda de metal adornada o una pieza recortada de tejido de tablilla funcionará bien. Aunque no hay pruebas del uso de tejido de tablilla en los siglos XI y XII, la gran cantidad de ejemplos en el siglo XIII sugieren que ya había algún conocimiento de este arte en los siglos precedentes.

Taj: En lugar de la ‘isaba las mujeres ricas llevaban el taj, una diadema de de placas metálicas combinadas con una tira de tela que unía sus extremos para formar un círculo. La tela permitía un buen ajustado.

Otras grandes coberturas o enrollados, como el ‘izar o el milhafa pueden haber sido usados para cubrir cabeza o cara. Se pueden combinar con los velos ya comentados, o no. Nota del recreacionista: si quieres mantener un velo o rollo grande sobre la cabeza todo el día, asegúrate de llevar un pañuelo o gorro bajo él. Esto da al velo algo a lo que sujetarse de la gravedad o de un soplo de viento. Para más seguridad a) usa clips del pelo para sujetar el pañuelo a la cabeza y b) clava el enrollado al pañuelo con un broche o alfiler y un colgante.

Velo facial: Las damas nobles, y las mujeres de la rica burguesía velaban sus caras con el khimar siempre que dejaban la casa, o cuando en compañía de no sólo mujeres. El khimar era un paño de gasa que servía para eso. Sólo cubría la parte inferior de la cara, y probablemente se ataba tras la cabeza, o cogido al ‘isaba o miqna’a. Se quitaba en tiempos de duelo, o en reuniones de mujeres, o a veces incluso en grupos mixtos dentro de la casa, para escándalo de los eruditos.
Algunas mujeres no se velaban en absoluto, dependiendo de su estatus social, profesión o etnia. Por ejemplo no había caras veladas entre las mujeres de las clases bajas, vendedoras ambulantes del mercado, damas de dudosa reputación, y esclavas. Además, las mujeres almorávides no se velaban (aunque los hombres sí). Sin embargo estas mujeres siempre podían mantener los extremos del izar o milhafa frente a su cara si el decoro lo requería.


Zapatos

Botas: Las botas moras se presentaban en una variedad de altos, desde el tobillo hasta la rodilla, y estaban hechas de cuero, o fieltro.

Zapatillas: Las zapatillas suaves de piel blanca de cabra ganaron tal fama que tanto estás, como los zapatos de ese estilo, se llamaron “cordobesas”.

Sandalias: Sandalias y zuecos se hacían con suelas de madera, corcho o esparto


Accesorios

Hombre: Se llevaban bolsas, o zurrones, colgadas de una tira al hombro. Las espadas eran de hoja recta, mejor que curva y colgaban de una vaina en el cinturón. Sólo se llevaría cinturón con una shaya, nunca con una jubba.

Mujeres: Las mujeres tenían acceso a cosméticos como el kohl para la línea de los ojos, y henna para pintar pies y manos. Las ricas llevarían joyas de oro –brazaletes, collares, pendientes y anillos- con gemas engarzadas. Las clases bajas habrían usado plata y pasta de vidrio o ágata. Las monedas también formaron parte de las joyas.

Fuente: historiaviva.org