Tomas de Torquemada (1420-1498), fue un dominico español
que llegó a ser el confesor de la reina Isabel la Católica y primer
inquisidor de España. Por sus manos pasaron miles de supuestos herejes a los
que torturaba y ejecutaba por estar fuera de la religión católica. Bastaba una
denuncia anónima para que cualquier ciudadano sospechoso de no profesar la
religión católica acabara torturado y quemado en la hoguera.
Los métodos más comunes de tortura era:
La cuerda, consistía en sujetar al reo en una mesa y luego dar
vueltas a un cordel arrollado a sus brazos y piernas produciendo estiramiento
de las articulaciones y un fuerte dolor.
El garrote consistía en una tabla sostenida por cuatro patas con
garrotes que se ajustaban hasta producir dolor.
El Tormento de la
garrucha, el torturado era atado de las
manos, elevado y dejado caer violentamente sin llegar al suelo, lo que
provocaba intensos dolores en las articulaciones.
Cualquiera podía ser juzgado por la Inquisición.
El único requisito era que las
niñas superaran los 12 años y los niños los 14.
Las cifras de asesinados y
torturados por la
Inquisición alcanzan cotas espectaculares. Podríamos estar
hablando de más de diez mil personas ejecutadas y treinta mil torturadas a las
que se aplicaron castigos severos y humillantes.
¿Cuáles eran los
delitos perseguidos?
Los inquisidores trataban de
combatir principalmente la herejía pero también se empeñaron en perseguir
la brujería, la bigamia y la usura.