lunes, 28 de enero de 2013

Los malos de la Historia: Vlad Tepes, el " Empalador"


Hoy tenemos el honor de presentar en nuestro blog a este personaje, que algo terrorífico tendría para que el escritor irlandés Bram Stoker lo tomara como inspiración  para crear al temible Drácula que todos conocemos.



Vlad III (1431-1476) fue un príncipe de Valaquia, temido por sus enemigos pero respetado y admirado por su pueblo. Fue famoso gracias a una macabra forma de liquidar a sus enemigos: empalándolos.


Esta técnica de tortura y ejecución consistía en introducir un palo (de unos tres metros de altura) por el abdomen del adversario (habitualmente se lo clavaban sin punta para provocar el mayor sufrimiento a al víctima). Una vez atravesado, se fijaba a la carne con un clavo y se levantaba para que el herido se retorciera entre terribles dolores y fuera muriendo lentamente, se cuenta que fueron más de cien mil enemigos los que fueron ejecutados por Vlad Tepes y sus hombres. Los ejecutados de esta forma tan cruel podían ser también delincuentes, traidores o conspiradores a cuyos familiares también se castigaba, bebes incluidos.

Para que la ceremonia resultara más terrible aún solía empalar a sus víctimas alineándolas con formas geométricas, sobre todo anillos concéntricos, que " dibujaba" a base de empalados. Solía colocarlos frente a las ciudades que pretendía invadir dejando que se pudrieran durante semanas ante la desesperación y el terror de las personas que vivían allí.

Existen  escritos qué narran que para celebrar el día de San Bartolomé, en 1459, el príncipe de Valaquia empaló a un gran número de enemigos que se habían rebelado y justo después organizó un gran festín dentro de este terrible bosque humano que se movía y del que salían gritos y aullidos de dolor

Para que la fiesta no decayera y mientras comían exquisitos manjares un verdugo iba descuartizando lentamente a todos los jefes de la rebelión y a sus familias. La macabra celebración se alargó en el tiempo. 

Al caer la noche, decidió quemar la ciudad ante los agonizantes ojos de sus enemigos.

Después de la carnicería realizada mandó una misiva a su enemigo Matías Corvino, al que le informó en una carta del número de bajas y le adjuntaba en dos grandes sacos con narices, orejas y cabezas.

Todas estas barbaries relatadas, nos pueden dar a entender que nos encontramos frente a uno de los personajes más siniestros y terribles de la historia. Pero si aún así  no hubiera sido suficiente baste relatar cómo se las gastaba con sus adversarios: arrojó a su rival, el General Hamza Beg , al que derrotó después que le intentara realizar una emboscada, aún vivo en medio del campo después de haberle cortado las manos y los pies para que sufriera una muerte agónica.

Otras de las " buenas ideas" que tuvo este príncipe, para liberar al pueblo de los pillajes y asesinatos, fue la de organizar un festín en una mansión cercana de la ciudad, e invitó a ladrones, mendigos, tullidos, leprosos, pordioseros,..  y todo aquel que resultara molesto.

Las carnes y el vino fueron servidos sin límites hasta que todos quedaron satisfechos, una vez terminados los festejos Vlad ordenó a su guardia que cerraran todas las puertas y quemaran el edificio con todos los invitados dentro.

Para seguir sumando puntos, un día decidió reunir a todos los que se encontraban en su jurisdicción y una vez agrupados detuvo a los tres gitanos que más autoridad tenían y los mandó asar en una parrilla y se los dio a  comer al resto de sus compatriotas. La  única opción que existía para evitar el macabro festín era alistarse en la guerra frente al enemigo turco. Como era de esperar, la mayoría optó por esta posibilidad.

Vlad Tepes murió en la batalla contra los turcos, su rival Basarab Laiota le organizó una emboscada, para probar su muerte le arrancaron la cara, la cabellera del cráneo y así además lo pudieron mostrar como trofeo en Estambul.

Vlad III fue enterrando en el monasterio de Snagov, junto al altar se encuentra una tumba con su nombre, pero en su interior sólo aparecieron huesos de animales. La leyenda cuenta que fueron los monjes griegos los que sacaron los restos del empalador por considerar que un personaje tan despiadado no podía ocupar aquel lugar sagrado. 

lunes, 21 de enero de 2013




Tomas de Torquemada (1420-1498),  fue un dominico español que llegó a ser el confesor de la reina Isabel la Católica y primer inquisidor de España. Por sus manos pasaron miles de supuestos herejes a los que torturaba y ejecutaba por estar fuera de la religión católica. Bastaba una denuncia anónima para que cualquier ciudadano sospechoso de no profesar la religión católica acabara torturado y quemado en la hoguera.

Los métodos más comunes de tortura era:

La cuerda, consistía en sujetar al reo en una mesa y luego dar vueltas a un cordel arrollado a sus brazos y piernas produciendo estiramiento de las articulaciones y un fuerte dolor.


El tormento del agua, consistía en verter agua sobre el rostro del torturado impidiéndole respirar.


El garrote consistía en una tabla sostenida por cuatro patas con garrotes que se ajustaban hasta producir dolor.

El Tormento de la garrucha, el torturado era atado de las manos, elevado y dejado caer violentamente sin llegar al suelo, lo que provocaba intensos dolores en las articulaciones.


Cualquiera podía ser juzgado por la Inquisición. 
El único requisito era que las niñas superaran los 12 años y los niños los 14. 
Las cifras de asesinados y torturados por la Inquisición alcanzan cotas espectaculares. Podríamos estar hablando de más de diez mil personas ejecutadas y treinta mil torturadas a las que se aplicaron castigos severos y humillantes.
¿Cuáles eran los delitos perseguidos?
Los inquisidores trataban de combatir principalmente la  herejía pero también se empeñaron en perseguir la brujería, la bigamia y la usura.

lunes, 14 de enero de 2013

Los malos de la historia: Gilles de Rais


Tras el parón navideño, regresamos con los malos de la Historia, en el imperio Bizantino.


Hoy le toca el turno a Gilles de Montmorency-Laval (1404-1440) y ocupa un lugar importante en la historia, aparte de por su brutalidad y por ser uno de los personajes mas crueles, por haber luchado junto a Juana de Arco en la guerra de los Cien años.

Cometió su primer asesinato a los 15 años después de proponer un duelo a machete a uno de sus mejores amigos, Anotin.

La pelea se le escapó de las manos y terminó asestando un machetazo en el cuello a su compañero. Lejos de ayudarlo, comenzó a observar como su amigo se desangraba disfrutando con lo que veía. Gilles no fue condenado por aquel hecho. Gracias a su posición social pudieron esconder el altercado como un accidente entre niños.

Gilles continuó creciendo mientras leía todo lo escrito sobre los emperadores romanos. Disfrutaba con las macabras historias de aquellos malvados personajes a los que se les permitía poder manipular a su antojo todo lo que les apeteciera y sin que sus actos pudieran ser juzgados.

Supo canalizar aquella agresividad a través de su ejército. Su abuelo le ayudó  para que sirviera a las órdenes de Juan V (el duque de Bretaña) y allí destacó como un soldado con una valentía admirable. Parecía como si se transformase en el campo de batalla donde peleaba como el mismo demonio.

Supo canalizar esa aquella agresividad que manifestaba repartiendo sablazos a diestro y siniestro.

Tras su  merecida fama de gran batallador, pasó a combatir contra los ingleses defendiendo a Carlos VII y sumando cadáveres a su larga lista. Finalmente conoció a Juan de Arco en 1429, de la que quedaría prendado y se convirtió en su escolta en cada batalla.

Fueron tantos sus éxitos que consiguió que con 25 años ya fuera proclamado mariscal de Francia.

Todo esto se derrumbo cuando capturaron a Juana de Arco y tras condenarla a muerte la quemaron en la hoguera. Su frustración aumento porque se quedó a tan solo veinticinco kilómetros del lugar donde se celebraba la ejecución. Gilles había conseguido reclutar a un grupo de numerosos mercenarios y acudía a salvar a su heroína. Tras la muerte de Juana, se quedó sin líder a quien seguir y comenzaron a aflorar sus instintos más siniestros.

Despojaron al joven mariscal de sus títulos y humillado se retiró a la Bretaña francesa. La muerte de Juana sumando también la muerte de su abuelo y la apatía de no encontrarse en el campo de batalla hizo que Gilles agravara su locura y se dedicara a las fiestas, derroches y banquetes.

Su larga barba negra con tintes azulados fue suficiente para que se creara el mito del famoso Barba Azul.

Tras dilapidar toda su fortuna, recurrió al esoterismo para encontrar alguna solución fácil para conseguir dinero, los alquimistas se aprovechaban de lo poco que tenía y que lo obsesionaba la idea que el demonio lo perseguía y que la única solución para complacerlo era el sacrificio de niños, Gilles no puso mucha resistencia, es más llegaba a disfrutar con estos sacrificios.

Sus servidores pronto comenzaron a deambular por los pueblos secuestrando niños, en pocos años se contabilizaron más de mil niños, su locura empezaba al llegar la noche donde daba rienda suelta al sadismo mas extremo con sus víctimas.

Finalmente Gilles fue detenido tras una investigación abierta por el obispo de Nantes, para intentar descubrir el motivo de tantas desapariciones, un día arrepentido Gilles confesó todos los actos y fue condenado a muerte, su ejecución se produjo el día 26 de octubre de 1440. Sus restos fueron enterrados en la iglesia de las carmelitas de Nantes.