jueves, 28 de marzo de 2013

El cruasán Vienés

Los turcos querían quedarse con la ciudad de Viena y organizaron el famoso sitio de Viena. Llegaron a las puertas de la capital del imperio cien mil otomanos, con la intención de no moverse de allí hasta que los vieneses se rindieran.


Dos meses duró el cerco, pero como Viena se resistía, los turcos empezaron a desesperar y comenzaron a hacer túneles para acceder a la ciudad por debajo de las murallas.

Los túneles los hacían de noche, para que los vieneses no se percataran de la estrategia, pero no pensaron en un gremio que madrugaba mucho para poder dar de desayunar a la población, el de los panaderos. Fueron ellos quienes alertados por el ruido de los picos y de las palas alertaron al ejército y este se puso en marcha, por lo que los turcos tuvieron que retroceder, para seguir asediando desde fuera.

Leopoldo I, el emperador de Austria, premió a este gremio con varios privilegios, entre ellos el de poder llevar espada al cinto. Los tahoneros, agradecidos, quisieron hacer un bollo especial en honor al emperador, y crearon un panecillo con forma de media luna para mofarse de los turcos (el famoso cruasán).


Hay que aclarar que los panaderos no salvaron a Viena del ataque, sólo dilataron el asedio hasta que llegara la ayuda exterior. 

Viena se salvó de los otomanos cuando llegaron el duque de Lorena y los polacos