La minibatalla se
desarrolló el 27 de agosto de 1896 en las costas de la isla Zanzíbar, entre las
tropas de Khalid bin Bargash (que se acaba de erigir como sultán de Zanzíbar
tras la muerte de su primo al dar un golpe de Estado que desbancó al genuino
heredero reconocido por la corona británica) y en el bando contrario, nada más
y nada menos, que el Imperio británico, representado para la ocasión por cinco
naves de guerra (tres cruceros modernos y dos cargueros) apoyados por algunas compañías
de Marines Reales preparadas para el desembarco.
Tras finalizar el
ultimátum dado por el Gobierno británico las naves de la Marina Real comenzaron
a disparar contra el palacio del recién ascendido sultán. La residencia del
mandatario comenzó a derrumbarse y en pocos minutos ya se podían contar
numerosas bajas.
El sultán, testigo
de aquel desastre, huyó precipitadamente a pedir asilo al cercano consulado
alemán.
A los treinta y
ocho minutos los ingleses finalizaron el bombardeo y la batalla terminó, El
balance del enfrentamiento fue cien bajas inglesas frente a unas quinientas del
bando contrario (una gran pérdida si pensamos que el ejercito del golpista tan
sólo estaba formado por dos mil ochocientos hombres).
¿Y el sultán?
Aunque consiguió escapar por mar y refugiarse en Dar es Salaam fue finalmente
apresado por los británicos y exiliado a Mombasa (un paraíso cercano a
Zanzíbar).
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