jueves, 11 de octubre de 2012

La Caballería gana una batalla Naval


Este hecho insólito se desarrolló en enero de 1795, cuando holandeses, británicos y austriacos se alinearon con la intención de derrotar a su enemigo francés.

El encargado de tal heroicidad fue el General francés Jean Charles Pichegru ( 1761-1804), al que se le encomendó la misión de conquistar Holanda para su país.

Enfrascado en aquella contienda, recibió informes de que parte de la flota holandesa estaba encallada entre las aguas congeladas de Den Helder. 

Pichegru envió hasta allí al general de la brigada Jean Guillaume de Winter al mando de varias tropas de caballería y de infantería.

Cuando el general De Winter llegó a la zona, comprobó que, efectivamente, habían sido atrapados por el hielo quince navíos holandeses. Mandó varios emisarios a comprobar que el hielo no cedería ante el paso de su tropa y ordenó silenciar los cascos de los caballos. Al regresar sus hombres con las noticias que el hielo resistiría decidió lanzar el ataque contra los navíos inmovilizados.

Nada pudieron hacer los barcos holandeses para defenderse. Sus naves habían encallado inclinadas en el hielo, por lo que fueron incapaces de utilizar su artillería contra la caballería enemiga.

Las consecuencias no pudieron ser mejores para las tropas francesas, que se apoderaron (sin producirse ni una sola baja humana) de catorce navíos armados con ochocientos cincuenta cañones y de varios navíos mercantes. Se adjudicaron a la vez la hazaña de que fuera la única ocasión en que la caballería ganaba a toda una potente flota naval.