martes, 23 de octubre de 2012

Apaleado por su propia pierna.


La verdad que si nos paramos a pensar en muertes horribles a la par que extrañas; creo que esta sería una de las que se llevaría la palma.

Arthur Aston (1590-1649) era un soldado profesional al servicio del rey Carlos I de Inglaterra.

Como militar consiguió grandes logros e incluso fue nombrado gobernador de Oxford en 1643, aunque un terrible accidente (perdió una pierna al caerse de un caballo) lo alejo del cargo.

A pesar de este defecto físico pronto regresó al combate con el apoyo de una pierna de madera. Aston se puso a las órdenes del Conde de Ormonde y juntos resistieron un fuerte envite en el puerto de Drogheda     (Irlanda), donde tuvo lugar uno de los episodios más sangrientos de la guerra de los Tres Reinos.

El ejército en el que militaba perdió todas sus posiciones y aunque se rindieron ante las tropas de Oliver Cromwell los soldados victoriosos no tuvieron piedad y masacraron a todos los defensores de Drogheda. 

Solamente quedaron unos cuantos hombres atrincherados en Millmount Fort y aunque negociaron su rendición, en la que pactaron el alto el fuego, fueron desarmados  asesinados  impunemente por sus captores.

Arthur Aston fue apresado por sus enemigos, que le arrancaron la pierna de madera pensando que dentro escondía oro y monedas en su interior. 

Al comprobar que no guardaba nada lo apalearon con ella hasta que acabaron con su vida.