La verdad
que si nos paramos a pensar en muertes horribles a la par que extrañas; creo
que esta sería una de las que se llevaría la palma.
Arthur Aston (1590-1649) era un
soldado profesional al servicio del rey Carlos I de Inglaterra.
Como militar consiguió grandes
logros e incluso fue nombrado gobernador de Oxford en 1643, aunque un terrible
accidente (perdió una pierna al caerse de un caballo) lo alejo del cargo.
A pesar de este defecto físico
pronto regresó al combate con el apoyo de una pierna de madera. Aston se puso a
las órdenes del Conde de Ormonde y juntos resistieron un fuerte envite en el
puerto de Drogheda (Irlanda), donde tuvo lugar uno de los
episodios más sangrientos de la guerra de los Tres Reinos.
El ejército en el que militaba
perdió todas sus posiciones y aunque se rindieron ante las tropas de Oliver
Cromwell los soldados victoriosos no tuvieron piedad y masacraron a todos los
defensores de Drogheda.
Solamente quedaron unos cuantos
hombres atrincherados en Millmount Fort y aunque negociaron su rendición, en la
que pactaron el alto el fuego, fueron desarmados asesinados
impunemente por sus captores.
Arthur Aston fue apresado por sus
enemigos, que le arrancaron la pierna de madera pensando que dentro escondía
oro y monedas en su interior.
Al comprobar que no guardaba nada
lo apalearon con ella hasta que acabaron con su vida.