Perot de Granyana, era una simple labrador castellonense que
sin duda alguna habría pasado desapercibido por el camino de la Historia de no ser por el
milagroso descubrimiento acontecido mientras araba un pequeño campo de su
propiedad.
Y es que Perot, al
mando de su yunta de bueyes, se vio obligado a detener sus labores cuando sin
razón alguna, sus bestias de trabajo decidieron pararse y no seguir con su duro
trabajo. Y no se detuvieron en cualquier sitio no, lo hicieron justo frente una
gran losa que se encontraba al pie de un “lledoner”, es decir, un almez.
Ni corto ni perezoso, hacia allí se dirigió el bueno de Perot, cuando
tras intentar en vano arrancar el árbol, una de sus raíces saltó de la tierra
dejando al descubierto una pequeña talla de poco más de 6 centímetros de
altura. Perot de Granyana acababa de descubrir la imagen de Nuestra Señora de
Santa María del Lledó, patrona de Castellón.
Durante
siglos se creyó que este relato del descubrimiento de la imagen de la Virgen de Lledó formó parte
del conocido como “Libre del Be i del Mal”, es decir, del Libro del
Bien y del Mal.
El Libro del Bien y del Mal era
un curioso libro donde teóricamente se anotarían los nombres de todas aquellas
personas que hicieran “plaers i desplaers”, es decir, servicios y
deservicios a la Ciudad
del Valencia.
El objetivo de esta obra no era otro que el evitar que cayeran en el olvido todos estos buenos y malos actos acaecidos en Valencia, según un acuerdo adoptado por el Consejo de la ciudad el 13 de mayo de 1339.
El objetivo de esta obra no era otro que el evitar que cayeran en el olvido todos estos buenos y malos actos acaecidos en Valencia, según un acuerdo adoptado por el Consejo de la ciudad el 13 de mayo de 1339.
A pesar de la decisión de
empezar a escribir este curioso libro, por unas cosas u otras, la idea cayó en
el olvido, retomando de nuevo la idea en el año 1390. En esta nueva reunión se
acordó que en una parte del libro se anotaría el nombre de las personas e
instituciones que prestaran buenos servicios a la ciudad, y en otro, los
nombres de todos aquellos que actuaran de forma contraria.
Lo
cierto es que, a fecha de hoy, nadie tiene claro que ocurrió con el Libro del
Bien y del Mal. De hecho, el historiador y cronista de la ciudad de Valencia,
Salvador Carreres Zacarés (1882-1973), siempre opinó que este libro nunca
llegó a realizarse, y que el llamado “Llibre de Memories”, con el
cual algunos lo quieren relacionar, poco a nada tiene que ver.
Sin
embargo, otro gran historiador Valenciano, Francisco Almarche Vázquez,
siempre defendió la existencia del Libro del Bien y del Mal, si bien apuntaba a
que debido a su contenido, alguien lo hizo desaparecer a mediados del
siglo XVI.
José
Martínez Ortiz, todavía va un poco más lejos. Además de asegurar la existencia
del misterioso libro, afirma que fue sacado de los archivos de la ciudad en el
año 1707, siendo su nuevo propietario el conde de Cocentaina, pasando en el año
1780 al archivo del conde de Santisteban del Puerto y de Cocentaina, en Madrid.
Como podemos ver, hay opiniones
para todos los gustos. Por cierto, el fragmento que cuenta la historia del
bueno de Perot de Granyana es más falso que un euro de madera. Tras un
riguroso análisis filológico, el doctor Ángel Sánchez Gozalbo, demostró en el
año 1966 que este texto nunca formó parte del Libro del Bien y del Mal. Sánchez
Gozalbo lo fechó en el siglo XVII. Toda una pretensión el hacer pasar un
documento apócrifo por uno medieval auténtico.
Fuente :
Acariciando la Historia.