Tiberio César Augusto ( 42a.C.-37 d.C.) fue el segundo mandatario romano que utilizó el título de
emperador de Roma.
Tiberio gozaba de
una excelente forma física y era vegetariano aunque esa dieta sana, no
consiguió apartarlo de sus peores vicios, bebía en exceso.
Toda su vida
estuvo marcada por una serie de "muertes extrañas" de sus oponentes
que hacía que no tuviera competidores.
Pero Tiberio, no
era feliz y no deseaba gobernar Roma.
De hecho, en dos
ocasiones se exilió voluntario, en primer lugar a Rodas, donde permaneció
alejado durante siete años, más tarde a la isla de Capri, que fue su último
destino.
Su gobierno,
alcanzó una gran popularidad entre el pueblo, que veía con buenos ojos las
medidas que adoptaba, como prohibir que se lo adorase en templos o se
esculpieran esculturas con su rostro.
Durante sus
mandatos se prohibieron las religiones, se persiguieron a los astrónomos y se
ejecutó a Jesucristo. En los últimos tiempos comenzó a exteriorizar todas sus
fantasías y sus perversiones sexuales al crear el cargo de intendente de los
placeres, con el único objetivo de que le proporcionaran" mujeres jóvenes
y dispuestas" a entregarse a sus vicios. Se le acusó de masoquismo y
pedofilia.
Su crueldad
comenzó a hacerse evidente incluso con su familia. Fue capaz de dejar morir a
su propia madre y de prohibir cualquier muestra de afecto hacia la persona que
lo llevó en sus entrañas, jurando asesinar a quien lo recordara con cariño.
Después la locura
alcanzó a todos sus opositores políticos, a los que asesinaba y desposeía de
todos sus bienes y sus riquezas, que pasaban directamente a su patrimonio. Su
violencia no tuvo límites, pues llegó a asesinar a cientos de personas. Ordenó
también acabar con uno de sus ministros y con toda su familia.
Como las leyes
prohibían condenar a muerte a las vírgenes mando violar a la hija del ministro
de 11 años para que después la pudiera asesinar impunemente.