Hoy queremos compartir con vosotros unos premios muy especiales: vamos a hablar de los premios Darwin; que para
aquellos que no lo sepan, se crearon a título póstumo a la estupidez humana.
Estos premios tuvieron su origen en EEUU en 1985
cuando se publicó un artículo en el que se mencionaba una muerte absurda
relacionada con una máquina de escribir.
Es obvio que no todo el mundo puede entrar en esta
lista; se tiene que cumplir una serie de requisitos:
1. Imposibilidad de reproducción
2. Auto selección, el candidato tiene que
causarse su propia muerte.
3. Madurez. Tiene que ser mayo de edad y en
sano juicio
4. Excelencia. La imprudencia del premiado
deber ser única
5. Veracidad
Año 1989
28 de marzo. Jacques le Fevrier era un ciudadano
francés que lo tenía todo preparado para su suicidio. Se dirigió hacia un
acantilado cercano y se ató una cuerda al cuello con un nudo corredizo y amarró
fuertemente el otro extremo de la cuerda a una gran roca cercana.
Ingirió veneno, se roció con gasolina y se prendió
fuego.
Por si esto fallaba se disparó con una pistola que
llevaba justo en el momento en que saltaba al vacío.
Pero Incomprensiblemente la muerte le dio esquinazo.
La bala no le impactó pero el disparo perdido sí que por casualidad cortó la soga por encima de él. Libre de la cuerda
cayó al mar, donde se apagaron sus ropas incendiadas. Para colmo de lo inaudito
tragar algo de agua salada le hizo vomitar y así expulsó también el veneno de
su cuerpo. Un pescador que estaba en la zona lo rescató y lo trasladó a
urgencias del hospital donde finalmente falleció… ¡de hipotermia!.